Informe de Tesis para optar al grado académico de Magíster en Lingüística con Mención en Lingüística Hispánica, enero 2006 (Descargar documento completo en .pdf). Versión online AQUÍ
INTRODUCCIÓN
En los últimos treinta años, hemos presenciado un creciente interés por vincular lenguaje e ideología en la perspectiva del discurso. En este contexto, el análisis del discurso, en particular una de sus subdisciplinas, el análisis crítico del discurso, se presenta como un dominio propicio para el desarrollo de los estudios interdisciplinarios. En las últimas décadas, los analistas del discurso de orientación lingüística han podido contar con modelos explicativos transoracionales más poderosos que les permiten emprender nuevas aproximaciones a los usos sociales e ideológicos de las lenguas. Han sido capaces, en consecuencia, de superar el límite oracional previamente establecido para la descripción de los componentes formales de los sistemas lingüísticos. Este nuevo estado de cosas ha promovido, en primer lugar, un severo cuestionamiento de los enfoques descriptivos o explicativos fundados en las nociones de ‘lengua social abstracta’ saussuriana, langue, y de ‘conocimiento gramatical idealizado del hablante’, competencia, propuesta por Chomsky. En segundo lugar, tales enfoques han sido reemplazados por aproximaciones alternativas, de carácter interdisciplinario, en que se examinan conjuntos de datos lingüísticos genuinos, originados por los participantes en contextos sociales, esto es, por personas con propósitos o intenciones comunicativos propios, orientadas por sus particulares principios ideológicos, visiones de mundo y normas de comportamiento social.
Dado este estado de cosas, el análisis crítico del discurso ha adquirido plena validez y reconocimiento por cuanto ha emprendido, en una orientación tanto socio-ideológica como lingüística, el examen de determinados conjuntos de discursos que circulan en la sociedad, los que por haber sido generados por líderes políticos o mediáticos –luego, influyentes en la vida comunitaria-, emergen como un instrumento comunicacional de la ideología dominante en tanto su propósito, pre-establecido o no, es influir en la configuración de una determinada realidad social. En términos específicos, el análisis crítico del discurso procede al estudio de los discursos que ponen de manifiesto el ejercicio del poder por los grupos dominantes, siendo su propósito último develar el abuso de autoridad o de liderazgo allí inscritos, como también la discriminación de las minorías étnicas y sociales, entre sus principales acciones.
El presente estudio se ocupa de la temática de la intencionada desarticulación de los movimientos sociales, en particular del Movimiento Feminista, en el Chile posdictadura. Con este propósito, se procedió a la aplicación de un procedimiento de análisis crítico del discurso a un corpus seleccionado del libro ¿Un nuevo silencio feminista? La transformación de un movimiento social en el Chile posdictadura, investigación social publicada por el Centro de Estudios de la Mujer (CEM)1. Durante el Chile de la dictadura militar de los setenta y ochenta, se articula un movimiento opositor a ella, conformado por diferentes sectores, entre los cuales adquiere especial resonancia el Movimiento Feminista, que ya contaba con antecedentes en nuestro país desde el sufragismo2. El Movimiento Feminista es una organización creada en 1983 por un grupo de feministas de Santiago –especialmente por Margarita Pisano y Julieta Kirkwood-, cuyos objetivos son denunciar y visibilizar la condición de las mujeres, producir cambios en las relaciones de género entre hombres y mujeres, concientizar a las mujeres sobre su opresión, teorizar a partir de la experiencia personal, y generar un movimiento social antiautoritario.
Cabe señalar que el Movimiento Feminista no es un fenómeno exclusivamente chileno. Desde la década de los setenta y hasta fines de los ochenta, se genera una segunda ola del feminismo en Latino-América –siguiendo a aquél comenzado en Estados Unidos y Europa- en favor de la construcción de un proyecto político liberador a escala mundial, que parte desde la especificidad de la opresión de las mujeres. En el curso de este segundo desarrollo, el feminismo examina y da cuenta detallada de la desigualdad y explotación de las mujeres, construyendo una sólida teoría que aporta dos importantes categorías de estudio: ‘género’ y ‘patriarcado’. Esta segunda noción se funda en la ‘histórica hegemonía masculina en el mundo’, la cual ha prevalecido, durante tres mil años o más, en muchas sociedades humanas como único punto de vista válido e, incluso, supuestamente universal. Este androcentrismo se ha manifestado en las ciencias, historia, filosofía, arte, religiones y lenguas. Es así que el Movimiento Feminista chileno va más allá de una reacción opositora contra la dictadura militar.
No obstante, al recuperarse la democracia en el país, la visibilidad pública de las actoras sociales que configuraron este movimiento empieza a ser cada vez menos frecuente, hasta llegar a su completa desarticulación, incluso ocasionando la desaparición o desprestigio del término ‘feminismo’. La democracia en el Chile de la transición y postransición ha originado no sólo la reemergencia de los partidos políticos sino también su monopolio sobre el sistema político, junto con la gestación de una política en alianza con los militares y a la medida del neoliberalismo globalizado. Para lograr estos fines, ha sido necesario para los ideólogos y ejecutores del sistema vigente, entre otras acciones, desarticular la organización de al menos algunos de los movimientos sociales chilenos formados durante la lucha contra la dictadura. La desmovilización del Movimiento Feminista –el único que contaba con la potencialidad de un cambio civilizatorio3– se ha llevado a cabo con ciertas complicidades y ciertas marginalidades. Las complicidades se fundamentan en la institucionalización de tanto el movimiento como de sus dirigentes. Para implementar esta estrategia, la ideología hegemónica, en adelante ‘masculinidad’ (ver sección 2.0. Marco Teórico), ha contado con la colaboración de las feministas de ‘la corriente institucional’, quienes han acomodado a los intereses ‘masculinistas’ las ideas más rebeldes elaboradas desde el feminismo, invisibilizando así a sus protagonistas.
El discurso que se analizó en este estudio ha sido aquél generado por la corriente ideológica institucional del feminismo. En cuanto clase textual lingüística, dicho discurso ha tomado la forma de un informe de investigación social, publicado por el Centro de Estudios de la Mujer. Para reafirmar la posición referida, las autoras, editoras y colaboradoras de la publicación han necesitado marcar negativamente y borrar la historia de la corriente feminista marginada, ‘la corriente autónoma’, cuyo discurso cuestiona el sistema vigente de la masculinidad en sus fundamentos. Por otra parte, la tesis principal que marcó el curso de esta investigación puede plantearse en los términos siguientes: el lugar ideológico del discurso de las feministas institucionales se identifica con aquél de la masculinidad dominante, en el sentido de que las primeras niegan la autonomía del pensamiento de las mujeres, reproduciendo la relación aún vigente de dominio / dependencia entre los sexos.
Con el propósito de develar la situación recién descrita, en el presente estudio, el objetivo primario fue el examen, en el corpus seleccionado, del funcionamiento de determinadas categorías lingüístico-discursivas tanto en los niveles semántico y pragmático –a saber, tópicos y subtópicos, superestructura y macroestructura, macro- y micro-actos de habla-, como también su formalización vía determinadas estructuras sintácticas y elementos léxicos. Finalmente, el objetivo último de esta investigación es ofrecer antecedentes, mediante el análisis de determinadas estructuras del discurso, que permitan develar el macrodiscurso de la masculinidad dominante, el cual al ser moldeado por la ideología hegemónica aporta características de la macrocultura que lo sostiene. Tal análisis podría constituirse en un recurso que permita emprender su posible deconstrucción. En último término, a partir del examen primario del funcionamiento de las estructuras y elementos configuradores del mensaje lingüístico, se pretendió contribuir a un análisis crítico, cultural e histórico más amplio (ver sección 2.0. Marco Teórico). En nuestra opinión, la publicación del CEM que se examinó en esta investigación es un claro ejemplo al respecto, puesto que el feminismo ha sido, en algún momento, una ideología de la liberación con una potencialidad mayor a la de otras. Sin embargo, hoy parece estar al servicio de nuevas formas de dominación. Podemos argumentar, finalmente, que esta apropiación sutil e invisible –en consecuencia, más poderosa- es un rasgo de la masculinidad dominante. Buscamos, por tanto, ofrecer una respuesta a la pregunta siguiente: ¿Concretamente, cómo se pone de manifiesto, tal absorción en el texto lingüístico en cuestión?
1. Ríos, M., L. Godoy y E. Guerrero. 2003. ¿Un nuevo silencio feminista? La transformación de un movimiento social en el Chile posdictadura. Santiago: Centro de Estudios de la Mujer / Editorial Cuarto Propio. Centro de Estudios de la Mujer (CEM): centro de investigación académica, dedicado principalmente a la generación y difusión de conocimiento sobre la situación de la mujer, así como a la asesoría, capacitación y apoyo a distintos grupos y organizaciones de mujeres. Creado en 1983 en Santiago de Chile; paralelamente, se crea la Casa de la Mujer La Morada, cuyo proyecto fue de carácter político-feminista y movimientista. 2. Movimiento social que promueve los derechos civiles y políticos de las mujeres, objetivo que va tomando forma para el mundo occidental durante la primera mitad del siglo xX. 3. Con esta expresión se alude a la construcción de una civilización distinta a la ‘patriarcal’, a la cual se le concede una fecha de inicio y, por lo mismo, una fecha de término. Para Pisano (2001) otra civilización implica un cambio del ‘orden simbólico-valórico masculinista’, basado, fundamentalmente, en la idea de dominio/superioridad. Bourdieu (1995), por su parte, alude a un cambio en las interpretaciones del mundo, a una ‘revolución simbólica’.
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